Conferencia de Munich: las potencias occidentales debaten nueva ayuda y denuncian crímenes de guerra

PARÍS.– Cuando los vientos soplan en contra, es necesario redoblar el esfuerzo. En momentos en que las fuerzas ucranianas se enfrentan a la inminencia de una nueva ofensiva rusa en el Donbass, los dirigentes occidentales, reunidos desde el viernes y durante tres días en Munich para la Conferencia sobre Seguridad, lanzan un mensaje de unidad y determinación: Rusia no puede ganar esta guerra, y los aliados intensificarán el apoyo a Ucrania.

“La única forma de poner punto final al dolor y los sufrimientos que infligen las fuerzas rusas, es que Ucrania gane. Necesitamos una estrategia militar para que Ucrania adquiera una ventaja decisiva en el terreno. Y una estrategia política para obtener la paz. Es el momento de redoblar nuestro apoyo militar. Cuando Putin [Vladimir] Putin comenzó esta guerra, apostó a que nuestra determinación no duraría. Le hemos probado lo contrario, y seguiremos haciéndolo”, aseguró este sábado el primer ministro británico Rishi Sunak.

A menos de una semana del primer aniversario de la invasión rusa a Ucrania, su intervención ante los representantes de unos 150 países ratificó lo declarado desde el viernes por todos los dirigentes occidentales presentes: la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Olaf Scholz, el presidente polaco Andrzej Duda y los responsables bálticos, todos ellos, llegados a Munich con varios de sus ministros.

Presente también en la conferencia está la Unión Europea (UE), con su presidenta Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo, Charles Michel, y varios vicepresidentes y comisarios. Sin olvidar a la OTAN, representada por su secretario general, Jens Stoltenberg.

Imagen conocida

Hace un año, en momentos en que nadie creía que Moscú se aprestaba a invadir su país, el presidente ucraniano, Volodimir Zelesnky, había participado personalmente. El viernes, los asistentes vieron aparecer en una pantalla la imagen familiar de un mandatario ucraniano en camiseta verde caqui.

“Hace un año, yo esperaba la determinación del Oeste. Esperaba escuchar: “¡Ucranianos, estamos con ustedes!”. Lamentablemente, lo escuché mucho después de la invasión”, dijo.

Como en todas sus intervenciones, Zelensky agradeció a los países aliados, pero imploró que aceleren el envío de armas y el proceso de adhesión a la UE. “Las decisiones tardías fortalecen la dictadura de Putin”, volvió a advertir.

En materia de envío de armas, Alemania ya no puede avergonzarse. Y Olaf Scholz lo subrayó. Si bien el canciller fue acusado de indecisión cuando tuvo que dar su autorización a la entrega de tanques de combate alemanes Leopard a Ucrania, el viernes fue él quien se mostró impaciente, llamando a aquellos países que los poseen —además de Berlín— a cumplir cuanto antes con sus compromisos.

La asistencia militar a Ucrania “implica que todos aquellos que pueden enviar [los Leopard] lo hagan realmente”, dijo. Y agregó que su país está dispuesto a formar soldados ucranianos para la utilización de esos blindados.

En esta conferencia, que por segundo año consecutivo se realiza sin la presencia de Rusia, Macron comenzó su intervención del viernes listando los fracasos de Putin desde que invadió Ucrania, el 24 de febrero: fracaso de su plan militar inicial; fracaso de su “mentalidad neocolonial”; fracaso de sus previsiones ya que la guerra consiguió “la consolidación de Ucrania”, “la decisión de Finlandia y de Suecia de adherir a la OTAN” y —lo que a su juicio es “lo más dramático para el jefe del Kremlin”— “fracaso de restituir a Rusia lo que le había prometido: su autoridad en el mundo”.

Repitiendo una idea que muchos le reprochan, a saber, la inevitable necesidad, cuando se acallen las armas, de “recomenzar el diálogo para hallar soluciones durables” en la cohabitación obligada de Europa con Rusia, Macron reconoció, sin embargo, que “esta no es la hora del diálogo”: “Un diálogo que se producirá cuando y en las condiciones en que Ucrania lo decida”.

Para disipar dudas, se mostró mucho más duro que en el pasado. “Rusia se ha convertido en una potencia de desorden mundial. Por eso no puede ni debe ganar esta guerra. La agresión rusa debe fracasar”, aseguró.

Independencia estratégica

Entre los muchos mensajes contenidos en el vigoroso discurso del presidente francés, además de un vibrante llamado a una mayor independencia militar y estratégica de Europa —sin decirlo, frente a Estados Unidos—, hubo uno que debe haber hecho eco en los numerosos dirigentes de los países emergentes.

“Estoy sorprendido de cómo hemos perdido la confianza de ese sur global”, reconoció Macron, evocando a aquellos que, en todos los continentes, dicen a los occidentales: “Ustedes miden con dos varas. Gastan sumas siderales para Ucrania y nada para nosotros”, señaló.

Reconociendo que es necesario hacer un esfuerzo en ese sentido y anunciando la organización en París de una conferencia Norte-Sur, Macron —tanto como Scholz— recordaron a esas naciones que la guerra “revisionista y neocolonial” rusa también les concierne.

“Nadie puede tener interés en el triunfo de Rusia, un país que viola la carta de Naciones Unidas penetrando en el territorio de un país soberano y cometiendo crímenes odiosos”, advirtieron. Ese fue precisamente el punto central de la intervención de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris: los crímenes contra humanidad cometidos por Rusia en Ucrania.

“Estados Unidos ha establecido formalmente que Rusia cometió crímenes contra la humanidad en Ucrania”, afirmó. “Hemos examinado las pruebas, conocemos las normas legales y no han duda posible”, insistió, citando las ejecuciones sumarias, la tortura, las violaciones así como “la deportación de centenares de miles de civiles ucranianos”. “A los autores de esos crímenes y a sus superiores o cómplices, les digo: rendirán cuentas”, concluyó.

Poco antes, Harris había ratificado el apoyo permanente de su país a Kiev “durante el tiempo que sea necesario”, insistiendo además en la solidez del lazo transatlántico y la unidad de la OTAN frente a Rusia.

Esta es la primera vez que Estados Unidos designa formalmente a Rusia como culpable de crímenes de guerra y contra la humanidad en Ucrania desde que comenzó la invasión.

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