Lo que debes saber si usas tapa protectora en tu cepillo de dientes

La tapa protectora para el cepillo de dientes se popularizó en el mercado como un complemento para la higiene. Su función —en primera instancia— es cubrir las cerdas del cabezal del cepillo para que no se contaminen con partículas de polvo o de suciedad. Además, impide que posibles insectos se posen sobre estos.

Y aunque a simple vista parece que cumple bien con estas funciones, en realidad hay algunos riesgos que es mejor considerar. Quizá no sea la mejor alternativa si quieres mantener seguro tu cepillo cuando no lo estás utilizando.

¿Por qué razón? ¿Cómo deberías entonces cuidar tu cepillo? A continuación, te lo contamos.

El problema de utilizar tapa protectora en tu cepillo de dientes
La tapa protectora, también llamada funda o cabezal, es un accesorio —de plástico o de silicona— que cubre las cerdas del cepillo de dientes para evitar que tengan contacto con suciedad o insectos cuando no se está empleando.

A menudo, se recomienda para transportar el cepillo en el bolso, ya sea al trabajo, en viajes o a un campamento. Es ligero, práctico y se adapta a la mayoría de cabezales de los cepillos convencionales. De ahí que se recomiende como un complemento para cuidar los cepillos de toda la familia.

Sin embargo, ¿es conveniente usarlos siempre? Las opiniones están divididas. Mientras que algunos consideran que su uso es inofensivo, entidades como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) exponen que utilizarlas puede provocar el crecimiento de bacterias.

El problema radica en que, al cubrir las cerdas del cepillo, se crea un ambiente idóneo para la proliferación de los microbios. El material de la tapa, sumado a la humedad que se retiene en su interior, se vuelve un caldo de cultivo para los gérmenes y el moho.

La funda impide que el cepillo de dientes se seque. Al entrar en contacto con la boca, este puede albergar bacterias, como E. coli y estafilococos, que crecen posteriormente al interior del accesorio.
¿Cuándo es buena idea utilizar una tapa protectora para el cepillo de dientes?
Aunque no es recomendable utilizar una tapa protectora para el cepillo de dientes todos los días, hay algunas excepciones en las que puede resultar útil. El mejor ejemplo es durante los viajes o las salidas cortas; introducir el cepillo en una bolsa puede no ser suficiente para protegerlo.

En dichos casos, una funda para el cabezal o un protector para el cepillo completo son buenas alternativas. Ambos elementos ayudan a mantener el cepillo limpio y en forma.

De todos modos, debes aplicar las siguientes precauciones:

  • Utiliza un cepillo cuyas cerdas no estén desgastadas.
  • Antes de ponerlo en la funda, asegúrate de secarlo bien.
  • Si mojas el cepillo, déjalo secar al aire libre antes de volverlo a introducir en el protector. Esto, incluso si lo has desinfectado.
  • No olvides limpiar bien las tapas protectoras. Su material de plástico o de silicona suele ser fácil de limpiar. Enjuágalas con agua y jabón neutro. Si no tienes a mano, usa un pañito desinfectante. Evita alcohol o sustancias corrosivas.

Cómo proteger tu cepillo de dientes cuando no lo estás utilizando
Es probable que ahora te estés preguntando cómo proteger tu cepillo de dientes si las tapas protectoras no son una opción. Pues bien, hay otras medidas claves para evitar que se contamine cuando no lo estás empleando. ¡Toma nota!

1. Adquiere un portacepillos
Si aún no tienes uno en casa, un portacepillos es una buena opción para mantener este elemento a salvo cuando terminas de usarlo. En general, estos soportes están diseñados para dejar que el cepillo se seque al aire libre.

Lo importante es asegurarse de dejar el mango hacia abajo y de que cada cepillo esté separado uno del otro.
2. Limpia el portacepillos con regularidad
Por supuesto, la higiene que le das a todos estos elementos es determinante para garantizar su seguridad. Asegúrate de limpiar y desinfectar el portacepillos cada dos o tres días. Con ello evitas que acumule restos de humedad, pasta de dientes o cualquier forma de suciedad.

3. Mantén alejados los cepillos del inodoro
El tanque del inodoro no debe ser una opción para colocar el portacepillos. Aunque es poco probable contraer una infección por el contacto del cepillo con salpicaduras del inodoro, es mejor no correr riesgos.

Para tener más tranquilidad al cepillarte, cierra la tapa del inodoro cuando tires de la cadena. Además, asegúrate de conservar el cepillo a una distancia prudente.

4. Evita almacenarlo en el botiquín
Un botiquín cerrado tampoco es una buena opción para guardar el cepillo de dientes. Cualquier elemento que le impida secarse bien al aire libre puede propiciar el crecimiento de gérmenes.

5. Lávalo bien tras cada cepillado
Tras finalizar el cepillado, enjuaga bien el cepillo con abundante agua del grifo. Debes asegurarte que no quede con residuos de comida o de pasta de dientes. No es necesario emplear soluciones desinfectantes, jabones o enjuagues bucales.

6. Evita compartir el cepillo
Algunas parejas o miembros de la familia no ven problema alguno en compartir su cepillo de dientes. ¡Error! Recuerda que estos pueden albergar gérmenes que se podrían transmitir.

Procura que cada integrante del hogar tenga su propio cepillo. Asimismo, asegúrate de que sean de diferente color o de que tengan algún distintivo para que no haya confusiones al momento de utilizarlos.

7. No mastiques el cepillo
El estado de tu cepillo también contribuye a su seguridad. Cuando lo masticas o le dañas sus cerdas, sus materiales se deterioran y tienden a albergar con mayor facilidad los gérmenes. Si notas que está en mal estado, cámbialo lo antes posible.

8. Reemplázalo cada tres meses
La mayoría de los cepillos de dientes tienen una vida útil que oscila entre los tres y los cuatro meses. Luego de esto, es conveniente reemplazarlos por uno nuevo.

Sustitúyelos antes si ves que han perdido su forma o su calidad. Cuando esto ocurre, no cumplen bien su función y tienden a contaminarse más.

9. Realiza una desinfección casera
Una vez a la semana puedes hacerle una desinfección más profunda a tu cepillo. Para eso, remójalo durante 15 minutos en agua caliente con un poco de vinagre o de bicarbonato de sodio (solo uno, evita mezclar ambos). Luego, déjalo secar bien.

Otra opción consiste en desinfectarlo con una mezcla de peróxido de hidrógeno (15 mililitros) y agua (250 mililitros). Déjalo también remojar durante 10 o 15 minutos, enjuaga y que seque al aire libre.

¿Qué debes recordar?
Lejos de proteger tus cepillos de dientes, las fundas pueden propiciar un ambiente idóneo para el crecimiento de mohos y bacterias. Por eso, su uso diario no está recomendado. Puedes considerarlas para casos puntuales como un viaje o para llevar tu cepillo en el bolso hacia el trabajo.

En cualquier caso, antes de almacenarlo en estos elementos, asegúrate de que esté seco. Si no es posible, sácalo de la funda tan pronto como sea posible. Además, recuerda lavar y desinfectar bien el accesorio antes de volver a utilizarlo.

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