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Cómo estimular el aletargado crecimiento de la economía

La necesidad de dinamizar el aletargado crecimiento económico ha sido correctamente interpretada por el Banco Central, cuya respuesta , a través de la inyección de liquidez al sistema financiero para otorgar préstamos a tasas preferenciales a los sectores productivos, ha sido oportuna y certera.

Lo cierto es que desde noviembre pasado, cuando el IMAE registró un crecimiento de 3.9%, tras haber alcanzado un 5.5% en octubre, la economía dominicana ha comenzado a mostrar signos de enfriamiento.

Esta tendencia se mantuvo en diciembre, con un crecimiento de 3.1%, y continuó en enero del presente año con un 2.2%. La desaceleración se acentuó en febrero, en un contexto internacional más adverso, cuando el crecimiento fue de apenas 0.7%.

Aunque en marzo se experimentó un repunte significativo —con un 5.5%, el impulso volvió a debilitarse en abril, mes en el que el crecimiento fue de solo 1.7%.

Esta débil dinámica ha resultado en una tasa de crecimiento acumulada de apenas 2.5% en el período enero-abril, muy por debajo del 5.1% registrado en el mismo período de 2024.

Como consecuencia, las proyecciones de crecimiento para 2025 han sido ajustadas a la baja: de una estimación inicial del 4.5% se ha pasado a una nueva previsión de 3.5%, con la posibilidad de alcanzar un 4% solo si se realizan esfuerzos significativos.

Esos esfuerzos recaen principalmente en el Banco Central, cuyas autoridades ya han demostrado estar conscientes de su responsabilidad con las medidas recientemente adoptadas, así como en el Gobierno.

No obstante, las posibilidades de reducir las tasas de interés se han alejado debido al resurgimiento de presiones inflacionarias, impulsadas por el alza de los aranceles y el encarecimiento del petróleo, consecuencia de los conflictos en Medio Oriente, factores que disuaden a la Reserva Federal de los Estados Unidos de recortar sus tipos de interés, pese a las presiones del presidente Donald Trump en ese sentido. En este contexto, la prudencia obliga al Banco Central dominicano a mantener sus tasas de referencia.

Sin embargo, como no es este el único instrumento de la política monetaria, el Banco Central ha optado por liberar parte del encaje legal para que la banca destine esos recursos a préstamos preferenciales dirigidos a los sectores productivos.

Esta herramienta ya ha sido empleada con éxito en el pasado, y en esta ocasión no ha sido la excepción.

Probablemente también se requiera que el superior Gobierno dé un paso decidido hacia la reactivación de la inversión pública, cuyo efecto multiplicador sobre la economía podría ser clave para acelerar la recuperación.

Pero hay un tema que debemos abordar para asegurar que los recursos liberados del encaje lega vayan a donde tiene que ir. Eso lo trataremos luego.