¿Cuáles son los factores que pueden retrasar la propagación del COVID-19?

En la medida en que los países del mundo desean salir gradualmente de la cuarentena, se están planteando los investigadores cuáles son los factores que pueden retrasar la propagación del COVID-19. Si se identificasen dichos factores, sería más fácil avanzar hacia nuevas medidas menos restrictivas.

El problema es que es un tema muy controvertido. Mientras que algunos estudios apuntan a que la estacionalidad sería un alivio para la pandemia, gracias a los cambios de temperatura, por otro lado hay informes que no le atribuyen al clima ninguna importancia.

Las últimas declaraciones de la división de Ciencia y Tecnología del Homeland Security Department de Estados Unidos sembraron más discusión aún. Según sus avances preliminares, los rayos ultravioletas, la humedad y la temperatura podrían retrasar la propagación del COVID-19. Sin embargo, muchos miembros de la comunidad científica salieron a cuestionar los supuestos hallazgos.

Los rayos UV como factores que pueden retrasar la propagación del COVID-19

Según el informe del Homeland Security Departmentla luz solar sería capaz de inactivar el virus. Se aclara que esto no sucedería simplemente por la exposición en un momento dado, sino por la acción sostenida de los rayos UV ante el SARS-CoV-2 depositado en alguna superficie.

La prueba de cabecera que se realizó para evaluar a los rayos UV como factores que pueden retrasar la propagación de COVID-19, se efectuó sobre acero inoxidable. Allí, en esa superficie, la cantidad de virus se redujo a la mitad en una gota de saliva simulada, tras 2 minutos de intensidad de luz solar.

Según lo que sabemos, la luz solar está compuesta por tres tipos de rayos UV: los A, los B y los C. Estos últimos son los más potentes si los medimos en términos de efectos biológicos.

Los rayos UVC destruyen material genético y son capaces de arrasar con virus patógenos, lo cual ya se había probado previamente. Durante la epidemia de SARS, entre 2002 y 2003, se había experimentado con esta radiación para eliminar el SARS-CoV.

De todos modos, vale la aclaración de que la radiación solar puede ser un factor para retrasar la propagación del COVID-19 por su acción en el ambiente, no en los organismos humanos. Sería imposible aplicar luz ultravioleta dentro del cuerpo. Sí se pueden realizar desinfecciones de superficies, pero no con cualquier rayo UV.

La humedad y el coronavirus

Dentro de las gotas de saliva, no siempre suceden las mismas condiciones. El SARS-CoV-2 se transporta dentro de gotitas respiratorias entre humanos, aunque no siempre lo hace de la misma manera.

El tamaño de las gotas no parece afectar de manera significativa la estabilidad del virus en el ambiente, pero sí podría hacerlo la cantidad de humedad. Mientras menor es el porcentaje de humedad, más estable se mantiene el virus, retrasando su destrucción.

Al contrario, según los hallazgos publicados por el Homeland Security Departmentaltos niveles de humedad actuarían como un factor para retrasar la propagación del COVID-19. Esto podría asociarse a los hallazgos previos sobre el SARS de 2002-2003 y el virus de la influenza.

Las altas temperaturas podrían destruir el SARS-CoV-2

El tercer factor que podría retrasar la propagación del COVID-19 es la temperatura. Muchos virus se desactivan a mayor velocidad cuando están expuestos a altas temperaturas. A diferencia de algunas bacterias, estas partículas no pueden formar esporas y resistir.

Cuando se experimenta con gotas de saliva sobre superficies, también se analizan las temperaturas de dichas superficies. Resulta que la mitad de las partículas virales de SARS-CoV-2 contenidas en una gotita respiratoria se inactivan tras estar una hora entre 21 y 24 grados centígrados.

Esta inestabilidad del virus por temperatura no puede trasladarse directamente al climaAnálisis sobre la dispersión de la pandemia en China, donde se originó, permitirían la hipótesis de una menor propagación en regiones cálidas.

La controversia de la temperatura

En comparación con la gripeno es ilógico pensar que la temperatura sea uno de los factores que puede retrasar la propagación del COVID-19. En todo el mundo, cuando pasa la temporada invernal, con la primavera y el verano disminuyen los casos de influenza.

De todos modos, la pandemia actual, según reportes aún en revisión, se dispersa sin respetar climas ni regiones geográficas. Además, el verano coincide con las vacaciones de los escolares, lo que disminuiría la propagación por la falta de hacinamiento en los establecimientos educativos.

La controversia sobre la temperatura y el coronavirus es una alerta, según los detractores de esta hipótesis. Estos investigadores advierten que sería irresponsable confiarnos del cambio estacional solamente para detener la pandemia. Necesitamos acciones concretas de salud pública que faciliten la salida de la cuarentena con seguridad, más allá del clima.

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