Síndrome de la cabaña: ¿por qué sucede?

El síndrome de la cabaña es una de las consecuencias directas que está causando el confinamiento sobre gran parte de la población mundial debido al coronavirus. Aunque muchos gobiernos están permitiendo a las personas volver a salir a la calle o ir a sus trabajos, hay algunas que están experimentando una fuerte ansiedad.

Justamente, esa inquietud por el hecho de volver a salir a la calle es lo que se conoce como síndrome de la cabaña. En otras palabras, es el miedo que se produce por cambiar de entorno, aunque este último no fuese el mejor.

Además, está la cuestión de que el virus no ha sido derrotado por completo. Por lo tanto, muchos adultos temen contagiarse y desarrollar los síntomas del COVID-19. Si bien a muchos no les agrada permanecer en sus hogares, lo prefieren antes que exponerse a lugares abiertos repletos de personas.

No es un trastorno psicológico

Según los expertos, el individuo puede llegar a padecer crisis nerviosas, episodios depresivos breves y gran recurrencia de pensamientos negativos e irracionales que lo atormentan de manera significativa.

De hecho, este síndrome ha sido identificado en personas que han estado mucho tiempo internadas en prisión, en hospitales o, incluso, secuestradas. En todos los casos, se experimenta miedo y ansiedad ante el hecho de cambiar de ambiente.

Por último, cabe destacar que no estamos ante la presencia de un trastorno psicológico. El simple hecho de pasar tanto tiempo confinados, habitúa al sistema nervioso a la seguridad del hogar o lugar donde estemos encerrados.

¿Por qué sucede el síndrome de la cabaña?


Debido a este hecho, este conjunto de signos y síntomas recibió ese nombre tan característico. Las razones por las que se produce esta condición es porque el cerebro se habitúa a un ambiente concreto, que es con el único que es capaz de interactuar el individuo.Los primeros casos del síndrome de la cabaña o cabin fever, como se dice en inglés, empezaron a documentarse a principios del siglo XX. De hecho, en Estados Unidos, los investigadores detectaron que las personas que pasaban meses aisladas en cabañas de zonas despobladas o faros, solían tener estos característicos síntomas y rasgos.

Por lo tanto, dicho ambiente se convierte en la parte fundamental e integrante para esa persona, extrañándose o desalineándose del mundo exterior. Todos sabemos que lo desconocido o aquello que no nos interesa conocer, nos puede llegar a perturbar bastante.

Síntomas característicos del síndrome de la cabaña

Aunque puede haber pequeñas variaciones de una persona a otra, lo más común es que la persona presente letargia y ansiedad. En detalle, los síntomas incluyen los siguientes:

  • Mayor cansancio de lo habitual.
  • Dormir de manera excesiva (hipersomnia).
  • Entumecimiento de los miembros superiores e inferiores.
  • Falta de concentración.
  • Problemas de memoria.
  • Pensamientos negativos.
  • Dificultad para experimentar emociones agradables.
  • Falta de motivación.
  • Tristeza.
  • Miedo a salir al exterior.
  • Ansiedad.
  • Comer de manera excesiva.
  • Antojo por determinados alimentos como estrategia para gestionar la ansiedad.

¿Qué hacer frente a esta situación?

Los científicos de la conducta humana, es decir, los psicólogos, saben qué se debe hacer en estos para solventar la situación: exponerse de manera gradual a los miedos. Es la mejor opción para, con el tiempo, solucionar el problema.

Funcionalmente, este síndrome es muy parecido a otros cuadros que están bastante estudiados por los psicólogos y psiquiatras. Se conocen y hay un porcentaje alto de éxito en su tratamiento.

Sin embargo, para aquellos que se sienten con fuerza de empezar a superarlo por sí mismos, compartiremos a continuación un par de consejos útiles.

  • Exposición sucesiva a la nueva normalidad: los sentimientos que se producen son normales, no corresponden a ningún trastorno psicológico. Por eso, no es conveniente ver el hecho de salir de casa como un todo o nada. Hay que aproximarse, poco a poco, a la puerta. Salir unos metros, dar pequeños paseos y aumentar las distancias de manera progresiva.
  • Rutina de horarios: en cuanto a esto, es bueno establecer una rutina de actividades y horas de sueño. No es conveniente dormir más de lo necesario. Tampoco se aconseja pasar mucho tiempo sentados o reclinados. Una buena alimentación, de la mano de la actividad física, pueden contribuir al bienestar general.

En última instancia, cabe destacar que, conforme se vaya normalizando la situación, y todas las personas vuelvan a tener contacto, seguro que esta condición se va disipando. Así pues, quienes lo están padeciendo no tienen necesidad de obsesionarse, no habrá una pérdida de control. Si la ansiedad es muy fuerte, podría ser útil buscar apoyo con un psicólogo online

Telenord.com

El Nordeste a tan solo un click

Servicios

  • Television
  • Internet
  • Publicidad

Grupo Telenord

  • Acerca De
  • Sostenibilidad
  • Contacto
  • Terminos de Servicio
  • Politicas de Privacidad