CAMBIAR EL MODELO

Las cárceles son centros de deformación en vez de formar a los prevenidos para ser reinsertados a la sociedad de forma productiva.

Si caes preso por cualquier delito, siendo un aprendiz vuelve a la calle con un máster que envuelve varias especialidades delictivas.

Aunque en teoría se ha tratado a través del nuevo modelo penitenciario de cambiar las cárceles es poco lo que se ha logrado.

Como el sistema penitenciario asigna más de tres millones de pesos diarios para la manutención de las 25,352 personas recluidas en los centros del país, sugerimos que el estado cambie la metodología y crear las condiciones necesarias para que los privados de libertad aprendan un oficio o una carrera y realizar una actividad productiva y que se le pague por el trabajo realizado.

Con el dinero obtenido pagarían su manutención pero además se convertirían en entes productivos para la sociedad y dejarían de ser una carga para todos.

Las cárceles dominicanas deben dejar de ser centros avanzados para la enseñanza de la delincuencia y convertirse en formadoras de HOMBRES NUEVOS para la sociedad.

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