¿Respiras por la boca? Consecuencias de ser un respirador bucal y cómo identificarlo

Respirar es un acto tan cotidiano, que pocas veces nos damos cuenta que lo hacemos… incluso si no es de forma correcta. ¿Respiras por la boca? Consecuencias de ser un respirador bucal y cómo identificarlo.

¿Cuál es la forma correcta de respirar?

Respiramos de forma automática: dormidos, despiertos, todo el tiempo, básicamente porque nos mantiene vivos. Sin embargo, no siempre lo hacemos de la forma correcta: inhalando por la nariz, exhalando por la boca y llenando de aire suficiente nuestros pulmones.

De acuerdo a la Fundación Arauz de Otorrinolaringología en Argentina, la respiración nasal es un elemento clave para nuestra vida, pues a partir de ella se dan las bases del intercambio gaseoso de nuestro organismo, la vida neuronal y otras funciones básicas.

Lo correcto, indican especialistas, es inhalar por la nariz, de lo contrario, no sólo no respiramos bien, sino que aumenta el riesgo de infecciones del tracto respiratorio.

Las fosas nasales están recubiertas de mucosa, gracias a estas, el aire sufre cambios, es humidificado y puede pasar a la laringe sin dañarla; asimismo, en la nariz se quedan todas las partículas dañinas para nuestra laringe y tráquea, lo previene alergias y procesos asmáticos.

Por otro lado, nuestra respiración debe ser profunda y relajada, con un rango de 8 a 16 respiraciones por minuto en un adulto.

Cuando es demasiado acelerada, es lo que se llama hiperventilación, que suele relacionarse a una enfermedad pulmonar o ansiedad, aunque de ser por una neumopatía u otra afección, se llama taquipnea, de acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.

¿Por qué es malo respirar por la boca?

Respirar por la boca es algo muy común, en especial en los más pequeños. Sin embargo, romper con el proceso básico de respiración, puede traer consecuencias para nuestro cuerpo, desde alergias e infecciones, hasta daños a la salud oral.

De acuerdo al Colegio Profesional de Higienistas Dentales de Madrid, entre los problemas que se pueden presentar por ser un respirador bucal, están:

  • Alergias e infecciones respiratorias, pues el aire pasa directo a la faringe, sin un filtro, además de no calentarse ni humedecerse.
  • El cerebro puede no recibir suficiente oxigenación, causando problemas de concentración y falta de atención.
  • Si roncas, corres riesgo de sufrir de apneas del sueño, además de presentar alteraciones del sueño.
  • Mala postura y las consecuencias de esta, como dolor de cuello o espalda.
  • Menor rendimiento en actividades físicas, pues te cansas más rápido.
  • En ocasiones se presenta una disminución del sentido del gusto y el olfato.
  • Los niños que crecen respirando por la boca, pueden tener el maxilar superior poco desarrollado porque no hay estímulo que ayude a que los huesos crezcan correctamente.
  • Asimismo, el labio superior puede no desarrollarse muscularmente, por lo que tendrá problemas de cierre labial y, en consecuencia, boca seca, labios agrietados, mal aliento…
  • La sequedad de la boca y falta de saliva, puede hacer a un respirador bucal más propenso a las caries y problemas de encías.
  • Se pueden desarrollar problemas de deglución, pues este tipo de respiración obliga a mantener la legua abajo al tragar.
  • Pueden presentarse alteraciones del lenguaje-habla.
  • En ocasiones, también repercute en el desempeño escolar y/o laboral.

Ojo, todos hemos respirado por la boca alguna vez, como cuando tenemos la nariz congestionada o nos ejercitamos de forma intensa. El problema llega cuando respiramos de esta forma todo el tiempo, aunque también existen quienes lo hacen sólo de noche o al hablar.

¿Cuáles son las causas de la respiración bucal?

Entre las causas de este tipo de respiración, se encuentran aquellas que pueden provocar una obstrucción que dificulta el proceso normal de la respiración por la nariz, por ejemplo:

  • Rinitis alérgica
  • Sinusitis
  • Desviación del tabique nasal
  • Infecciones respiratorias
  • Vegetaciones o amígdalas demasiado grandes
  • Hipotonía muscular (disminución del tono muscular por algún trastorno)

En ocasiones, este hábito puede mantenerse incluso después de que el bloqueo nasal se solucionó. De igual modo, el estrés y la ansiedad pueden provocar este problema. Por lo tanto, el estrés crónico, la rinitis alérgica, sinusitis recurrente o asma, son factores de riesgo para padecerlo.

¿Cómo saber si respiro por la boca?

Si no has puesto atención a tu respiración, los ronquidos, boca seca, mal aliento pese a una buena higiene oral, ronquera en la voz, despertar cansada o sentirte fatigada todo el tiempo, manifestar niebla mental u ojeras, pueden ser señal de que respiras por la boca.  

En el caso de los niños, suelen dormir con la boca abierta y roncar, asimismo, es posible que crezcan más despacio, estén irritables, tengan episodios de llanto por la noche, amígdalas agrandadas, labios secos, somnolencia en el día y problemas de concentración si están en edad escolar. 

Niña durmiendo boca abierta, síntoma respirador bucal

¿Se puede dejar de respirar por la boca?

Dadas las consecuencias de la respiración bucal, es necesario corregirlo. Para lograrlo, es necesario atender las causas; si es provocada por una congestión nasal, algunos medicamentos y sprays nasales suelen ayudar. De igual modo, las tiras en el puente nasal pueden ayudar a respirar mejor.

En otros casos, se recomiendan tratamientos diferentes, explica la Clínica Dental Friedländer, por ejemplo: la extracción de las amígdalas si son muy grandes y provocan una obstrucción; expansión maxilar rápida, donde el ortodoncista amplía los maxilares y el suelo de las fosas nasales para mejorar la respiración.

Por eso lo mejor es acudir con especialistas como otorrinolaringólogos y ortodoncistas, pues entre más tiempo pase, mayores serán las consecuencias y complicaciones que haya que tratar.

Aunque parezca inofensivo, es importante tratar la respiración bucal, pues puede traer consecuencias a la salud. Si tu hijo respira por la boca, no lo dejes pasar y acude con el pediatra; en el caso de un adulto, pregúntale a tu médico qué puedes hacer para solucionarlo.

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