Adenoiditis infantil: el “moqueo constante” que puede ser más que una alergia
Si tu hijo ronca por las noches, respira por la boca o parece tener la nariz tapada todo el tiempo, puede que no se trate de un simple resfriado. En muchos casos, el problema es la adenoiditis, una inflamación frecuente en la infancia que puede alterar su descanso.
Aunque es común en los niños, pocas veces se detecta a tiempo y puede causar desde otitis hasta dificultades para respirar y dormir bien.
¿Qué es la adenoiditis y cómo afecta a los niños?
La adenoiditis es una inflamación de las adenoides, un tejido linfático ubicado en la parte superior de la garganta, detrás de la nariz. Estas estructuras forman parte del sistema inmunológico y ayudan al cuerpo a combatir virus y bacterias.
Sin embargo, cuando se inflaman, pueden causar obstrucción nasal, ronquidos e incluso dificultar la respiración normal, especialmente en la infancia.
De acuerdo con Mayo Clinic, la adenoiditis suele estar asociada con infecciones del tracto respiratorio superior, como la faringitis o la amigdalitis, y es más común en niños menores de 7 años. Con el tiempo, las adenoides tienden a reducir su tamaño o desaparecer, por lo que la enfermedad rara vez afecta a los adultos.
Síntomas clave de la adenoiditis infantil
Los síntomas de la adenoiditis pueden confundirse con un resfriado común, pero su duración y frecuencia ayudan a diferenciarlos. Según la Revista Médica de Chile, los signos más frecuentes incluyen:
Congestión nasal persistente.
Respiración por la boca, incluso en reposo.
Ronquidos o pausas al dormir (apnea obstructiva del sueño).
Voz nasal o “gangosa”.
Dolor de oído (otalgia) o pérdida auditiva leve por la disfunción de la trompa de Eustaquio.
Secreción nasal espesa o purulenta.
En casos crónicos, el niño puede desarrollar lo que los especialistas denominan “facies adenoidea”, un cambio en la forma del rostro causado por la respiración bucal constante: labios entreabiertos, ojeras marcadas y maxilar superior ligeramente alargado.
Además, la adenoiditis se asocia con otitis media recurrente (infección del oído medio) y con dificultades para dormir o concentrarse. Si los síntomas duran más de 10 días o se repiten varias veces al año, es recomendable acudir al pediatra o al otorrinolaringólogo.
Causas y factores de riesgo
La adenoiditis puede originarse por virus o bacterias. Los virus respiratorios, como los adenovirus, rinovirus o el virus sincitial respiratorio (VSR), son los más comunes.
Sin embargo, en algunos casos intervienen bacterias como Streptococcus pyogenes o Haemophilus influenzae. Entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta afección se encuentran:
Infecciones respiratorias frecuentes, como amigdalitis o faringitis.
Rinitis alérgica, que causa inflamación nasal crónica.
Rinosinusitis recurrente.
Otitis media persistente.
Exposición al humo de tabaco o ambientes contaminados.
Sistema inmunitario inmaduro, especialmente en los primeros años de vida.
Un estudio publicado por la Cleveland Clinic señala que la adenoiditis suele presentarse como una complicación secundaria tras una infección respiratoria no tratada adecuadamente o mal controlada, especialmente en niños que asisten a guarderías o escuelas, donde el contacto con microorganismos es constante.
Cómo se identifica la adenoiditis
El diagnóstico debe realizarlo un otorrinolaringólogo o un pediatra especializado. Generalmente, se inicia con una historia clínica detallada y una exploración física del paciente.
El médico puede observar las adenoides mediante técnicas como:
Rinoscopia anterior: una revisión rápida de la cavidad nasal con luz y espéculo.
Nasofibroscopia: un examen más preciso que utiliza una cámara flexible para visualizar el tamaño y la inflamación de las adenoides.
Radiografía lateral de cavum o tomografía computarizada: que ayuda a evaluar el grado de obstrucción en la vía aérea superior.
En algunos casos, el especialista solicita análisis de sangre para descartar infección bacteriana o alergias. El diagnóstico diferencial incluye otras causas de obstrucción nasal, como la desviación del tabique o los pólipos nasales.
Existe tratamiento para la adenoiditis
El tratamiento depende de la causa y gravedad de la inflamación. Si la adenoiditis es leve o está provocada por un virus, suele mejorar con medidas básicas: reposo, hidratación, analgésicos o descongestionantes nasales.
En los casos de infección bacteriana confirmada, el pediatra puede indicar un antibiótico (generalmente amoxicilina con ácido clavulánico). La duración del tratamiento suele ser de 7 a 10 días, dependiendo de la respuesta clínica.
Sin embargo, si la inflamación se vuelve crónica o causa obstrucción respiratoria significativa, puede ser necesario realizar una adenoidectomía, es decir, la extracción quirúrgica de las adenoides.
Según la American Academy of Otolaryngology – Head and Neck Surgery, la cirugía está indicada en casos de:
Apnea obstructiva del sueño o ronquidos severos.
Otitis media recurrente o persistente.
Sinusitis crónica.
Dificultad respiratoria o alteración en el crecimiento facial.
La adenoidectomía es un procedimiento ambulatorio, seguro y con bajo riesgo de complicaciones. La mayoría de los niños retoman sus actividades normales en pocos días. En ocasiones, se realiza junto con la amigdalectomía si ambos tejidos están comprometidos.
Prevención y cuidados en el hogar
Aunque no siempre puede prevenirse, existen medidas que ayudan a reducir el riesgo de adenoiditis y otras infecciones respiratorias:
Mantener una buena higiene de manos, especialmente antes de comer o después de toser.
Evitar la exposición al humo del tabaco.
Asegurar una hidratación adecuada y una dieta equilibrada.
Promover el descanso suficiente para fortalecer el sistema inmunológico.
Controlar alergias o rinitis con apoyo médico.
Cumplir con el esquema de vacunación infantil, lo que reduce la incidencia de infecciones respiratorias.
La adenoiditis es una enfermedad común en niños, pero a menudo pasa desapercibida o se confunde con un resfriado prolongado.
Reconocer los síntomas a tiempo, como la respiración por la boca, los ronquidos o las infecciones de oído repetitivas, permite un tratamiento más eficaz y evita complicaciones.
Si bien la mayoría de los casos mejoran con medidas simples y medicación, algunos requieren cirugía para garantizar una respiración adecuada y un descanso reparador.
La orientación médica temprana y el seguimiento pediátrico son esenciales para cuidar la salud respiratoria infantil y favorecer un desarrollo pleno.