PRESIÓN INTERNA Y EXTERNA

El presidente Luis Abinader debe estar pensando que si lo hubiera sabido, no se mete a presidente.
Y es que no es una tarea fácil: De un lado están los que él califica como los incontrolables que construyen el trasvase en el río Masacre, y del otro están los negociantes y la oposición que lógicamente está contra la reelección.
De ambos lados parece como si estuvieran combinados.
A raíz de la visita de Abinader a la ciudad de Nueva York alguien que conoce muy bien la agenda del presidente le preparó a un grupo de haitianos con pancartas insultantes y dentro de la Universidad de Columbia le tenían para un debate a una supuesta alumna grosera que sólo le faltó que le diera una pela.
Y en el patio la oposición se opone al cierre de la frontera de diferentes maneras.
Pero el cierre de la frontera es un asunto de vida o muerte que las futuras generaciones se lo agradecerán al presidente.
Con esa acción Abinader podría ser recordado como el presidente que enfrentó a los haitianos defendiendo la nación.
Y es que la patria está primero que los intereses de algunos mercenarios tanto políticos como económicos.
Por eso Abinader no debe obedecer a ningún tipo de presión ni externa ni interna.
Nuestros hijos y nietos se lo agradecerán eternamente.