Cómo lavar la lechuga, conoce la forma correcta de hacerlo en 7 pasos

Las verduras de hoja verde suelen llegar a casa con restos de tierra, mugre y bacterias. Pero esto no debe ser impedimento para disfrutar de sus beneficios en la alimentación.

La lechuga, por ejemplo, presenta un alto contenido en agua y aporta potasio, fósforo, calcio y vitamina A. Sin embargo, puede albergar microbios dañinos para el organismo, lo que hace necesaria su limpieza.

Además, bacterias como E. coli, listeria o salmonela pueden llegar a ella mediante la contaminación cruzada. Es decir, provenientes de otros productos, como carnes, huevos y lácteos, que no es infrecuente que acompañen a las ensaladas.

Por tales motivos, hay que saber cómo lavar la lechuga de forma correcta. Ya sea que la hayas comprado en el mercado o en huertas orgánicas, o si la cosechaste en tu jardín personal. La buena noticia es que puedes seguir los siguientes sencillos pasos.

1. Prepara la zona de lavado
Si vas a higienizar un alimento, es importante que el área donde trabajes se encuentre limpia. Esto incluye los utensilios (recipientes, tabla, cuchillo), el fregadero y la encimera. No olvides lavarte las manos con agua y jabón antes, durante al menos 20 segundos.

2. Elimina los exteriores y recorta hojas dañadas
Es común que los ejemplares de lechuga traigan algunas hojas desechables. Si encuentras extremos chamuscados, oscuros o secos, córtalos y tíralos. Lo que se lave de la hortaliza será solo la parte comestible. En las variantes con tallo amplio, como sucede con la lechuga repollada, se debe cortar la parte gruesa de la base también.

3. Separa las hojas
La lechuga se lava mejor cuando se trabaja hoja por hoja. Por lo tanto, el siguiente paso consiste en separarlas y colocarlas en un recipiente profundo o bol.

Procura dividir las hojas en unidades enteras. Trozos más pequeños serán difíciles de lavar y guardar.

4. Remójalas en el recipiente
Llena el recipiente con agua fría y limpia las hojas de lechuga con las manos higienizadas. Siempre con suavidad e intentando remover la mugre.

Realiza la acción hoja por hoja. Aunque demore más, es la técnica más efectiva.

Revisa las puntas y los pliegues, donde pueden alojarse pequeños gusanos. Al finalizar, enjuaga con agua y déjalas en remojo entre 5 y 10 minutos más.

No es recomendable pasarse de ese tiempo, debido a que pueden ablandarse demasiado.
5. Añade un desinfectante
En este punto, se puede añadir algún método desinfectante para reforzar la limpieza. Los más usados son los siguientes:

  • Bicarbonato: diluye una cucharada de bicarbonato en un litro de agua y lava la lechuga con la mezcla.
  • Vinagre, sal y zumo de limón: agrega una cucharada de sal, unas gotas de vinagre y zumo de limón al agua mientras lavas.
  • Desinfectantes comerciales para alimentos: son productos diseñados para añadir al lavado de las verduras de manera segura.

En particular, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) aclaran que la mejor limpieza es solo con agua. De todos modos, no desaconsejan estos métodos extra de desinfección ni los prohíben.

6. Escurre la lechuga y sécala
Seca cada hoja en un paño limpio extendido o con toallas de papel. Si tienes mucha cantidad de alimento, quizás te resulte tedioso. Para ello, puedes valerte de otras opciones.

Por ejemplo, es posible utilizar una centrifugadora de vegetales. En ese caso, asegúrate de que el recipiente esté previamente limpio.

Introduce las hojas y gira la manivela. Retira el líquido y repite el proceso tantas veces cuanto sea necesario.

7. Ingiere en el momento o guarda la lechuga seca
Antes de introducir la verdura en el plato o almacenarla en la nevera, la misma debe encontrarse seca. De lo contrario, se marchitará más rápido.

Ahora bien, si quieres guardar lechuga ya lavada o te quedaron sobras tras la comida, no te preocupes. Existen varios métodos de almacenamiento que extienden la vida útil del alimento.

Por un lado, es posible colocarla en un recipiente plástico hermético para dejarla en la nevera. De manera ideal, si no está condimentada ni mezclada con otros ingredientes, cada hoja tendría que reposar separada de la otra por una servilleta de papel.

Otro truco que se hizo viral en el último tiempo es envolverla en papel aluminio. Al almacenarla en la heladera con este agregado, la humedad restante se transmite al papel albal, evitando que el alimento se marchite. De todos modos, no es un método para la lechuga ya condimentada.

Más consejos para lavar la lechuga correctamente
Añade las siguientes recomendaciones a tu proceso, tanto antes, como durante y después del lavado:

  • Selecciona los mejores ejemplares en el mercado. Elige siempre las lechugas con mejor color y evita las de bordes oscuros o marchitos. Así desperdiciarás menos en tu casa y, por otro lado, te aseguras un alimento con menos posibilidades de pudrirse rápido.
  • Considera el tipo de lechuga. No hay una sola variedad de este vegetal. Por ello, su tiempo de vida útil también varía. En términos generales, la crispa es la más resistente, ya que puede guardarse hasta dos semanas. La romana persiste alrededor de 10 días y la francesa o mantecosa no más de una semana.
  • Evita los fregaderos. Es mejor utilizar un recipiente. Remojar la lechuga en el fregadero la expone a bacterias que se encuentren allí.
  • No uses lejía. Si bien algunas técnicas de limpieza la incluyen, se trata de un componente con potencial tóxico que es mejor evitar. El agua tiene la suficiente efectividad.
  • Toma tu tiempo para el secado. Muchas personas no valoran la importancia de guardar la lechuga seca. Confirma con cuidado que no haya gotas de agua escondidas en las puntas.

Ya sabes cómo lavar la lechuga antes de consumirla
Cualquiera sea el método de limpieza del que estemos hablando, es fundamental lavar bien el alimento antes de comerlo o de guardarlo. La lechuga puede traer bacterias e incluso pequeños insectos adheridos que causarán enfermedades.

Si vas a llevarte lechuga a un campamento o para comer al aire libre, procura seguir los pasos de limpieza en tu hogar, antes de salir. De ese modo, te aseguras mejores condiciones para la eliminación de los microorganismos.

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