¿Mastografía? Aquí te decimos cuándo y por qué es vital hacerla

La mastografía es una de las herramientas más efectivas para detectar el cáncer de mama en etapas tempranas, cuando aún no hay síntomas visibles.
Por su eficacia, forma parte de las estrategias de prevención recomendadas por instituciones de salud en todo el mundo, especialmente para mujeres.
¿Qué es una mastografía y para qué sirve?
La mastografía, también conocida como mamografía, es un estudio de imagen que utiliza rayos X para explorar los tejidos mamarios. Su objetivo principal es detectar alteraciones mínimas en las mamas que podrían pasar desapercibidas en una exploración física convencional.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), esta prueba permite identificar cambios anormales que, con el tiempo, podrían evolucionar en problemas más graves, como el cáncer de mama.
Este estudio es clave para la detección temprana del cáncer de mama, ya que puede revelar pequeños nódulos, calcificaciones o masas que no se sienten al tacto.
Si durante la mastografía se encuentra alguna anomalía, será necesario realizar pruebas adicionales —como una ecografía mamaria o una biopsia— para confirmar o descartar un diagnóstico.
En caso de obtener un resultado normal, lo habitual es programar una nueva mastografía cada dos años, siguiendo las recomendaciones de salud preventiva establecidas por autoridades como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Quiénes deben hacerse una mastografía y a qué edad?
La mastografía está recomendada principalmente para mujeres de entre 40 y 69 años, sin síntomas aparentes de cáncer de mama (es decir, asintomáticas).
Con ello, se busca identificar anomalías que no pueden observarse a simple vista ni detectarse mediante la autoexploración o exploración clínica.
Sin embargo, en mujeres con antecedentes familiares directos de cáncer de mama o con factores de riesgo genético (como mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2), el médico puede sugerir iniciar los estudios a una edad más temprana o complementar la mastografía con una resonancia magnética (MRI), según lineamientos como los emitidos por la American Cancer Society.
¿Cómo se realiza una mastografía paso a paso?
El procedimiento es sencillo, ambulatorio y no requiere anestesia. Consiste en tomar dos radiografías de cada seno: una imagen de lado y otra desde arriba. Para obtener imágenes claras, el tejido mamario debe comprimirse brevemente entre dos placas.
Aunque esto puede causar molestia o incomodidad, suele ser tolerable y dura solo unos segundos por imagen.
El estudio completo toma alrededor de 15 minutos y es realizado por personal capacitado en radiología. Es importante que, el día del estudio, la paciente evite aplicarse desodorante, talco o cremas en la zona de las axilas y el busto, ya que estos productos pueden interferir con la calidad de las imágenes.
¿Qué pasa si el resultado es anormal?
Recibir un resultado anormal no significa necesariamente que exista cáncer. De hecho, según datos del IMSS, de cada 10 mujeres que presentan un resultado sospechoso en una mastografía, solo una será diagnosticada con cáncer.
En estos casos, se recomienda realizar estudios complementarios para esclarecer el hallazgo. Puede tratarse de un ultrasonido mamario, una resonancia magnética o una biopsia, dependiendo del caso.
Asimismo, si la imagen obtenida no es clara o presenta algún error técnico, es posible que se solicite repetir el estudio para asegurar un diagnóstico certero.
Tipos de mastografía: ¿detección o diagnóstico?
Existen dos tipos principales de mastografía, cada una con un propósito específico:
Mastografía de detección (tamizaje):
Está dirigida a mujeres que no presentan síntomas ni signos visibles de cáncer. Su función es detectar alteraciones tempranas antes de que puedan ser percibidas físicamente, aumentando así las probabilidades de un tratamiento oportuno y efectivo.
Mastografía diagnóstica:
Se utiliza cuando ya hay señales de alerta, como bultos, hundimientos, enrojecimiento, secreción anormal del pezón, dolor persistente o cambios en el tamaño o forma del seno. Esta prueba permite observar con mayor detalle las zonas sospechosas para orientar el diagnóstico.
El cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres en México, según datos de la Secretaría de Salud. La detección temprana es fundamental para mejorar el pronóstico, reducir la necesidad de tratamientos agresivos y aumentar las tasas de supervivencia.
Realizarse una mastografía de forma periódica permite identificar lesiones cuando aún son pequeñas y tratables, incluso antes de que haya síntomas evidentes. Por eso, acudir a tus revisiones y hablar con tu médico sobre el momento adecuado para iniciar este control puede marcar una gran diferencia.