Llevamos años sacrificando longevidad por cargas rápidas en nuestras baterías. Eso está empezando a cambiar
Los años diez en la tecnología de consumo estuvieron marcados por el auge —y posterior normalización— del smartphone, esencial en nuestras vidas de la noche a la mañana. Para potenciar sus ventas y distinguirse de competidores, los fabricantes fueron utilizando distintos elementos. Desde la carrera de los megapíxeles hasta las pulgadas de pantalla pasando por los miliamperios/hora de las baterías. En los últimos años, la batalla se libra en esas mismas baterías. Pero no dentro, sino en la puerta. En la velocidad de su carga rápida.