Porqué a mí sí me convino pagar un crédito con otro

Natalia comenzó a trabajar al salir de la universidad y rápidamente le ofrecieron tarjetas de crédito. Ella, sin mucha educación financiera, las aceptó y comenzó a usarlas.

Recibió un poco de asesoría por parte de sus papas, quienes le dijeron que debía de cumplir con los pagos mensuales para no generar intereses.

Natalia firmaba todo con sus tarjetas de crédito, sin hacer la suma de lo que iba gastando. Un día se dio cuenta de que había firmado varias cosas a meses sin intereses, y la suma de cada pago mensual ya era bastante grande.

Al mismo tiempo, había realizado compras como la despensa y pagos de servicios con sus tarjetas de crédito.

La cosa empeoró cuando Natalia se olvidaba hacer el pago de sus tarjetas antes de la fecha límite para no generar intereses. En consecuencia, el monto de su deuda incrementó exponencialmente.

Natalia se vio envuelta en un gran problema. Comenzó a pagar a las tarjetas con la mayor cantidad que podía, pero no cubría el monto mínimo para no generar intereses, lo cual provocaba que su deuda fuera cada vez más grande. 

Trabajaba para pagar sus tarjetas. Todos sus ingresos los destinaba para hacer abonos a su deuda, quedandose sin dinero para sobrellevar la quincena, por lo que tenía que volver a usar las tarjetas. Se convirtió en un ciclo vicioso.

Llegó el momento en el que su deuda era de más de 40 mil pesos. El pago mínimo para no generar intereses era aproximadamente de 2 mil 600 pesos, y de ese monto, solamente 300 pesos se abonaban a su deuda. Lo demás se iba a pagar los intereses.

“¡Jamás iba a terminar de pagar esa deuda!” dijo Natalia.

Entonces, buscó otras alternativas y encontró varias opciones. La que más le convino a Natalia fue solicitar un crédito a una institución financiera para pagar la duda que tenía en sus tarjetas de crédito.

Muchas veces mencionamos por qué no te conviene pedir un préstamo para pagar otro. Sin embargo, hay situaciones en las que puede ser una buena opción. Todo depende la situación de cada persona y de sus hábitos financieros.

Para Natalia resultó una buena alternativa solicitar el crédito ya que el porcentaje de interés que ofrecía la institución era más bajo que el porcentaje que tenía con su banco.

Natalia solicitó el crédito sabiendo que no podía fallar con ningún pago ya que, de hacerlo, podría volver a caer en bola de nieve de los intereses y se repetiría la historia.

La institución financiera a la que recurrió Natalia, también le ofrecía un esquema de pagos mensuales que no comprometía sus ingresos. Con lo que pagaría al mes del crédito, le alcanzaba perfectamente para seguir pagando sus gastos fijos.

Así, Natalia ha podido pagar el nuevo crédito abonando directamente a su deuda.

“Siempre pago antes de la fecha límite para evitar que me cobren intereses, les tengo pavor. También hice un presupuesto en donde incluyo el monto que tengo que pagar del crédito dentro de mis gastos. Así se cuánto me queda para gastar en salidas con mis amigos.” asegura Natalia.

Con esto, ha podido mantener una buena salud financiera. Ahora se encuentra por terminar de pagar su crédito e incluso ha podido ahorrar.

Para evitar que te pase lo que a Natalia y que las deudas de tus tarjetas se vuelvan insostenibles, te damos algunos consejos:

• Aprende a usar tus tarjetas de crédito. Ubica cuando son las fechas de corte y sobre todo, las fechas límite de pago para no fallar y que no te cobren intereses.
• No uses tus tarjetas hasta el tope de crédito. Reflexiona bien tus compras ya que los gastos innecesarios suelen ser la razón por la que nos endeudemos.
• Si usas las tarjetas de crédito regularmente, ve registrando todo lo que pagas con ellas para no gastar más de lo que puedes pagar.
• No retires efectivo de las tarjetas de crédito ya que algunos bancos cobran intereses o comisiones adicionales por hacerlo.
• Haz un presupuesto mensual donde ubiques tus gastos fijos como renta, servicios, colegiaturas, etc., y cuánto puedes destinar a otros gastos como diversión.