MISIÓN IMPOSIBLE
La lucha contra la corrupción en la República Dominicana es muy difícil porque es un cáncer que hizo metástasis en el sistema político.
Por ejemplo, dentro de la lucha contra la persecución de la corrupción y lavado de activos han aparecido especímenes de ambos estanques.
Recordemos el caso del exministro Macarrulla que resultó embarrado hasta el cuello.
Ahora es un diputado del partido de gobierno, propietario de bancas, que era el encargado de recolectar el peaje que se cobraba a las bancas de apuestas y loterías.
Aunque el diputado en si, lógicamente niega las acusaciones, uno de los delatores lo señala como la persona que se encargaba de recoger el dinero.
Y es que la política Dominicana está llena de diputados, senadores, síndicos y regidores envueltos en negocios turbios.
Prácticamente lo que tenemos es una asociación de malechores.
Y así no hay forma de llevar a cabo una lucha contra la corrupción sincera y que sea efectiva, mientras no se logre adecentar el sistema político dominicano.
Imagínese que uno de los detenidos en la última operación denunció que hasta el propio presidente de la República recibió dinero para la campaña, dinero por el cual lo acusan de lavado.
Y es que desgraciadamente un hombre honesto no puede gastar lo que hay que invertir en promover cualquier candidatura aunque sea en los niveles inferiores de la pirámide porque la JCE no cuenta con un cedazo ni tiene la intención de depurarlos.
De ahí que la lucha para combatir la corrupción en la República Dominicana sea prácticamente una MISIÓN IMPOSIBLE.