Consejos para ahorrar en tu jubilación

Cada vez vivimos más y mejor. Pero si no hacemos bien los deberes de la planificación financiera, esa larga etapa dorada que apunta a jubilaciones de hasta tres décadas a más de uno se le puede terminar atragantando.

La esperanza de vida seguirá creciendo y dejar en manos del Estado nuestro futuro económico, coinciden los expertos, no parece lo más prudente. Porque aunque el sistema de pensiones ha evolucionado no lo ha hecho tanto como el cambio demográfico que dibuja una Navarra cada vez más envejecida, como lo está España. Hay menos personas para financiar la jubilación y más en la tercera edad y durante más años. Y de ahí la coincidencia de los especialistas en la necesidad de aumentar el ahorro privado para llegar a la jubilación en las mejores condiciones posibles. Paula Satrústegui, socia de Asesoramiento patrimonial de Abante, destaca la importancia de fijar nuestros objetivos, algo que no siempre resulta sencillo porque implica abordar temas difíciles y requiere de cierta visión sobre las necesidades y aspiraciones a largo plazo, pero que resulta clave para poder elaborar un plan financiero y de ahorro que nos ayude a conseguir esos objetivos: “Cuando pensamos en el ahorro para la jubilación, es importante que tracemos un plan que abarque todas las esferas, dado que no se trata de una cuestión exclusivamente financiera, tiene mucho que ver con cómo nos planteamos nuestra carrera profesional y, también, con nuestros objetivos vitales. El dinero no es un fin en sí mismo sino un medio que nos ayuda a conseguir lo que es importante para nosotros”. Para Satrústegui la jubilación es un objetivo común a todo el mundo que obliga a planificar. “No es lo mismo que se quiera vivir con 1.000 euros adicionales al mes a la pensión que con 500 o con 5.000”. Y tampoco es lo mismo empezar a ahorrar con 30 que con 40, 50 o 60 años o ser un inversor conservador o agresivo. Tampoco podemos perder de vista que en la actualidad una buena parte del ahorro de los navarros está en productos como los depósitos bancarios con nula o muy baja rentabilidad.

“La primera reflexión que debemos hacer es cómo queremos vivir, qué patrimonio tenemos hoy acumulado para cumplir ese objetivo que seremos capaces de ahorrar en los próximos años y ver cómo tengo que poner a trabajar ese dinero que tengo a día de hoy mas lo que sea capaz de generar para cumplir con ese objetivo”. Y para eso, razona, será preciso determinar qué rentabilidad necesita ese ahorrador para superar la inflación y conseguir que ese dinero siga creciendo con el producto que más se ajusta a sus necesidades. En el cuadro que acompaña esta información se recoge el ahorro necesario para conseguir una renta adicional de 1.000 euros al menos entre los 67 y los 90 años en diferentes escenarios de rentabilidad. Desde el 1% por encima de la inflación al 3%. Como se puede observar en el cuadro, una persona que empiece ahorrar para la jubilación con 30 años necesitará al año 5.935 euros para obtener esa renta de 1.000 euros adicionales a la pensión a partir de los 67 años. Una cantidad que baja hasta los 3.285 euros en el caso de optar por carteras con un mayor nivel de riesgo con las que se pueden obtener rentabilidades hasta un 3% superiores a la inflación. La cifra de ahorro necesario se va incrementando de forma paulatina conforme crece la edad del ahorrador. La conclusión, como recalca la especialista de Abante, es clara: “El ahorro necesario para obtener esa renta va a depender de la edad a la que empecemos a ahorrar. Cuanto antes empecemos, menor será el ahorro necesario. Pero, también, la rentabilidad que le pidamos al patrimonio. A mayor rentabilidad, menor ahorro necesario”.

Hay muchas opciones. Desde rentas vitalicias, a fondos de inversión o planes de pensiones pasando por soluciones inmobiliarias para monetizar la vivienda y deberemos analizar cuál nos interesa más. Entre las ventajas de las rentas vitalicias, con una rentabilidad garantizada, está el beneficio fiscal que ofrecen a los mayores de 65 años que la constituyan con el dinero procedente de la venta de un activo, ya sea financiero o inmobiliario. “La ganancia patrimonial que hayan generado con la venta no tributa si la reinvierten en una renta con un máximo de 240.000 euros. Estamos viendo personas con más de 65 años que por vender un activo obtienen plusvalías y están optando por constituir rentas vitalicias para ahorrarse esa plusvalía”. Con todo, la socia de Abante incide en la necesidad de valorar si la rentabilidad que obtiene hoy por esa renta también le parecerá adecuada dentro de 20 años. “Si necesito que mi cartera me de un 4% para poder mantener el nivel de vida y la renta me da un 3% no podrá ser un opción”.

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